jueves, 14 de agosto de 2008

“La historia argentina borra a los indígenas”

Fuente.www.criticadigital.com
Mario Carretero, especialista en aprendizaje de visita en Argentina.El autor español analizó la enseñanza del pasado en América Latina, España y Estados Unidos. Cuestiona a la Argentina porque dice que todavía se educa a partir de las efemérides y los relatos míticos.
“En la Argentina hay una historia escolar en la que casi no existe el indígena, los borra”, asegura el español Mario Carretero, autor de Documentos de identidad. La construcción de la memoria histórica en un mundo global, publicado por Paidós, que hace un análisis comparado sobre el tema entre países como la Argentina, Estados Unidos, Alemania y Japón. Carretero es especialista en psicología del aprendizaje, y reparte su tiempo entre la Universidad Autónoma de Madrid y Flacso, en Buenos Aires. En una charla con Crítica de la Argentina habló sobre el lugar de los Estados nacionales de hoy, el rol de la escuela en la creación de identidades en un mundo globalizado y de los borramientos y olvidos de la historia oficial argentina.

–¿Cuáles son los documentos de identidad que brindan los Estados de hoy?
–Uno de los documentos, sin duda, tiene que ver con la enseñanza de la historia. Y para eso es importante hacer una división conceptual entre tres historias: la historia académica, la historia escolar y la cotidiana, que es la que se maneja en la calle. Las tres no se dan separadas, sino que interactúan entre sí todo el tiempo.

–¿Qué papel cumple la escuela en ese lugar?
–Por un lado, tiende a reproducir la historia oficial de los Estados nacionales, que a menudo no coincide con la versión académica porque muchas veces sostiene mitos y versiones muy edulcoradas de las cosas, con visiones que tuvieron sentido en el siglo XIX. Por otro lado, tiene una buena dosis de innovación y ha integrado en muchos países conceptos muy modernos. Por ejemplo, yo analizo mucho el tema de efemérides que se da en ámbitos formales, pero también genera informales porque permite que las familias vayan a la escuela y que la comunidad se implique. Y estos ritos se alimentan mucho de las películas, de los libros o de los cómics, porque en la historia escolar conviven muchas influencias.

–¿Qué otros ritos aparecen?
–Por ejemplo, las efemérides, que son muy habituales en América Latina o en Estados Unidos, en España en este momento no aparecen. Es más, cuando hablo de ese tipo de ritos, allá lo perciben como si fueran sólo adoctrinamiento y los ven muy alejados de lo que consideran que debe ser la enseñanza de la historia. Entonces, prácticas que en algunos contextos se pueden ver como habituales, en otras sociedades se ven distintas. En España, los ritos son de otra naturaleza y aparecen en las fiestas patronales, vinculadas con tradiciones católicas. A través de esa historia es como el niño se socializa en cierta visión del mundo. En Estados Unidos, por su parte, hay mucha influencia del cine. Por ejemplo, desde la década del 40 hasta hoy ha dado toda una visión de la Segunda Guerra Mundial muy diferente de la que da la historiografía, diciendo que los Aliados ganaron solos. Como si el frente ruso no hubiera existido, como si no hubieran existido 20 millones de muertos de la Unión Soviética.

–¿Qué diferencia la construcción de identidad en la historia escolar argentina de la de los demás países?
–Es un proceso basado en una historia un tanto mítica para favorecer la visión de un Estado que se forma en el XIX y que construye una narrativa a favor del criollo como sujeto histórico, en la que los pueblos originarios pierden su protagonismo. Si bien eso es bastante común en los países latinoamericanos, tal vez lo que se da en la Argentina es un borramiento mayor de la cultura indígena y su posible impacto. Quizás porque a partir de la Campaña del Desierto el Estado argentino se quiere parecer mucho a los europeos. El resultado es que en la Argentina hay una historia escolar en la que casi no existe el indígena.

–¿Cómo se construye la memoria en un mundo global?
–La globalización está produciendo una reacción donde las identidades nacionales, puestas en cuestión, para oponerse. Así, buscan reafirmar esas historias nacionales que en muchos casos son importantes porque refrendan la identidad de cada sociedad, pero que al mismo tiempo corresponden a relatos algo mitológicos. Entonces, encontramos cosas muy paradójicas porque tanto la izquierda como la derecha reaccionan en defensa de la identidad nacional ante la globalización.

–¿En qué países se dio eso?
–Por ejemplo, cuando quisieron cambiar los planes de estudio en México, en los que se variaba la visión sobre los indígenas, se generó una reacción desde la izquierda. Esa misma reacción la tuvo la derecha en Estados Unidos, cuando en 2000 se propulsaba una visión más planetaria de los problemas, y menos de próceres, de mitos y de historietas. Cuando se intenta modificar esa visión del siglo XIX hay un mecanismo reactivo común que reivindica una visión del pasado que tiene una parte positiva al fomentar la identidad positiva, pero que actúa como una trampa porque tiene muchos elementos para ser revisada.

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