viernes, 2 de octubre de 2009

Controlando las mentes en Wallmapu

En las ultimas semanas y con la familia Sapag a la cabeza los estancieros, las inmobiliarias, las empresas mineras, las forestales y las petroleras. Han iniciado una campaña mediática a través de los medios de comunicación del poder y la derecha Argentina. Diarios como La Nación y Ámbito Financiero, La Mañana Neuquén y sus reproductores en el interior de Neuquén han publicado notas que hablan de la relación del pueblo nación mapuce en esta parte del territorio con grupos como las FARC y la ETA.
Esta situación no es ajena en países como Chile en donde la criminalizacion y estigmatización de las demandas mapuce le ha costado la vida a Alex Lemus, Matías Catrileo, Jaime Mendoza Collio entre otros.
Aquí una muestra de cómo los medios de desinformación en Chile hacen su trabajo para los grupos de poder económico y político
¿¿Cuanta similitud de la estrategia de los medios no??

Por Ariella Orbach & Andrés Ibáñez
En el Chile post-dictadura, existen tres grandes actores de la prensa diaria escrita: la empresa El Mercurio S.A.P., propiedad de la familia Edwards; el holding COPESA; y la empresa estatal La Nación. Los primeros dos actores, empresas privadas, controlan cinco de los seis diarios masivos de circulación nacional y, en el caso de El Mercurio S.A.P., casi la totalidad de los diarios regionales. Esto sin duda constituye un oligopolio de la información, o sea, una concentración del poder de informar en las manos de los poderosos al servicio de su interés por mantener este poder.
El peligro inherente en esta concentración de poder yace en que facilita la hegemonía mediática: la primacía de una forma de mirar el mundo a exclusión de todas las demás realidades, visiones, opiniones e informaciones. Esta hegemonía mediática se expresa a través del dominio de los espacios más visibles y, por lo tanto, que más influyen en la formación de opinión pública. El ejemplo mas concreto de este dominio es el control que ejerce solo un interés privado - el de la familia Edwards, cercana al fallecido dictador Augusto Pinochet - sobre casi la totalidad de los diarios regionales en la república.
En un orden dictatorial, así como en un orden democrático, el estado y los poderes fácticos necesitan prevenir el desarrollo de pensamiento político independiente para proteger el orden social, político y económico que han establecido. Según el reconocido investigador y activista político Noam Chomsky, en una dictadura es posible ejercer el poder represivo abiertamente, mientras que en una democracia las condiciones políticas obligan al ejercicio de un control sutil de las mentes de l@s ciudadan@s. Para el poder "siempre existe el peligro de que el pensamiento político independiente pueda transformarse en acción política, entonces es importante eliminar esta amenaza de raíz". Esto se logra circunscribiendo el acceso a la información y el debate a los límites de lo expresable (Chomsky, 1989, p. 48, traducción libre).

Para comprobar el empleo de esta forma de control sutil hoy en Chile podemos mirar hacia la presentación de información y análisis sobre el pueblo mapuche en el diario El Austral (Temuco). Obedeciendo a la línea editorial neoliberal (en lo económico) y ultraconservadora (en lo social) de su propietario El Mercurio S.A.P., este diario regional, una principal fuente de información en la IX Región "de la Araucanía", frustra el debate público sobre asuntos "indígenas" y, específicamente, mapuche. Lo hace enfocándose fuertemente en situaciones de conflicto político que devienen de las reivindicaciones del pueblo mapuche (el llamado "conflicto mapuche") y cerrando espacios para la información y el debate sobre las mismas reivindicaciones de la nación mapuche y su realidad cotidiana.
Un análisis de los ejemplares de El Austral desde enero de 2004 hasta febrero de 2009 (inclusivo) revela que en este periodo El Austral publicó 296 titulares en portada referentes, directa o indirectamente, al pueblo o a individuos mapuche. De estos, 41 informaron sobre las diversas realidades y reivindicaciones mapuche mientras 210 reportaron sobre situaciones puntuales de conflicto político relacionadas a estas reivindicaciones. Los restantes informaron sobre hechos culturales.
Los periodistas de El Austral se refieren sistemáticamente a la extrema violencia para describir lo que ellos llaman el "conflicto mapuche". En el cuerpo de los artículos del periodo analizado, aparecen aproximadamente 2.035 palabras de connotación de extrema violencia. Estas incluyen: violencia, violento, violentista (12,9%); enfrentamiento (3%); disturbio, desorden, desmán (3.7%); antisociales (0,3%); subversivos (1.7%); paramilitares, guerrilla, guerrilleros (3,2%); encapuchados (5,4%); amenaza, amenazar, amedrentar (6,2%); terror, atemorizar, clima de terror (1,6%); atentado (21,9%); terrorismo, terrorista (15,6%); y armas, disparos, escopeta, bombas, ametralladoras etc. (24,3%).
En contraste a esta cobertura extensa de hechos violentos, el diario hace mención a términos como reivindicar, reivindicación territorial, demanda y reclamar 120 veces; recuperar y recuperación de tierras 31 veces; y derechos humanos, indígenas y ancestrales 142 veces, por un total de 293 menciones de palabras o frases asociadas a las reivindicaciones y los derechos fundamentales del pueblo mapuche (comparado a las 2.035 menciones de violencia extrema). Este ejercicio demuestra que el enfoque de los periodistas de El Austral esta fuertemente puesto en la naturaleza conflictiva de las acciones que resultan de las reivindicaciones del pueblo mapuche, las que generalmente son sacadas de su contexto político y social.
Resulta paradójico que, mientras la mayor cantidad de artículos publicados habla de situaciones de conflicto, el diario ofrece a la ciudadanía casi nulo acceso a información relevante para entender el porqué de las reivindicaciones mapuche y de las situaciones de conflicto que resultan de estas.
El clima de miedo e inseguridad que se pretende imponer por medio del enfoque conflictivo de la información busca también restringir y controlar el campo de debate público, asegurando que las ideas expresadas no toquen los tabúes - autodeterminación y autonomía de las naciones indígenas, cuestionamiento del modelo de "progreso" económico - que incomoden a los políticos, latifundistas y empresarios poderosos.
Frente a tal atentado contra la libertad de información, conocimiento y pensamiento del público, por la hegemonía mediática-política de Chile, el gran desafío de la ciudadanía es recuperar los espacios de información y debate público. En palabras de Chomsky, el primer paso para enfrentar este desafío es que "l@s ciudadan@s ... sigan el curso de la autodefensa intelectual para protegerse de la manipulación y el control" (Chomsky, 1989, p. viii, traducción libre).
Un segundo paso sería apropiarse de las mismas herramientas de la hegemonía mediática, como la prensa, la radio, la televisión e Internet – y de espacios físicos en ciudades, pueblos y carreteras para la autorepresentación de los intereses ciudadanos y colectivos. Un trabajo que ya está en marcha en Wallmapu.
1. Chomsky, Noam, 1989, Necessary Illusions. Though Control in Democratic Societies. Toronto: Anansi.
Para leer más en castellano, se recomienda el libro Los guardianes de la libertad: propaganda, desinformación y consenso en los medios de comunicación de masas. Chomsky y Herman, 1995.

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