martes, 5 de agosto de 2008

De maestros a inquisidores políticos: docentes sancionan a Música Sepúlveda

Fuente.kallejero.wordpress
En un tenso ambiente y en votación dividida los profesores de María Música Sepúlveda decidieron cancelar su matrícula en el Liceo Darío Salas. Este dictamen constituye un sombrío precedente, pues en los hechos se aplica una medida disciplinaria escolar para castigar un acto político acontecido fuera del establecimiento y en periodo de vacaciones.

Gulumapu_Resulta preocupante además, porque los docentes y el Liceo, sin arte ni parte en el denominado “jarrazo”, tomaron represalias contra la chica a nombre de jerarcas que ahora buscan lavarse las manos en el asunto. Como se dice comúnmente el gobierno y el municipio sacaron las castañas con la mano del gato, en este caso de un cuerpo docente influenciado por una campaña político-mediática que creó el ambiente propicio para sancionar a la menor.
El castigo a María Música Sepúlveda no es reglamentario, es una medida de represión política y quienes procedieron así adoptaron el rol de inquisidores sumándose a una acción punitiva que busca no solo escarmentar a la alumna, sino sofocar la protesta estudiantil e imponer una legislación ampliamente cuestionada.
Los ojos ahora están puestos en el Colegio de Profesores cuyos dirigentes deberán responder las preguntas obvias que surgen tras esta lamentable decisión: ¿deben los profesores actuar como censores y represores políticos? ¿Pueden usarse normas que reglamentan la convivencia interna de un establecimiento, para sancionar un acto político realizado fuera de su jurisdicción?
Inconsecuencias
Sin duda la responsabilidad última y a pesar de sus intentos de desligarse del tema seguirá recayendo en la ministra de Educación Mónica Jiménez. Si bien en un primer momento apareció como víctima y concitó el apoyo de casi toda la clase política, ahora deberá enfrentar la crítica por sus notables inconsecuencias. Manifestó en un primer momento que no tomaría represalias contra la menor y a reglón seguido habría firmado un requerimiento judicial en su contra, pidió luego sanciones “formativas” y ahora aparece avalando una sanción mayor, llamando a “respetar” la decisión de un consejo de profesores a todas luces influido políticamente.
Pero más triste aún es la actitud del Centro de Alumnos de Liceo Darío Salas, quienes en una declaración pública brindaron apoyo tácito a la sanción en contra de su compañera.
Música Sepúlveda y los escolares que solidarizan con ella ponen en cuestión al conjunto de la sociedad chilena. ¿Con qué moral se puede sancionar a una niña por un acto inocuo, cuando todo Chile ha presenciado como turbas de funcionarios municipales y adherentes insultan, empujan, golpean y someten a sitio a concejales opositores a ciertos caciques municipales? ¿Y cómo se puede pedir las penas del infierno para unos chicos que protestan, cuando todos vemos la mano blanda de la policía para tratar a esas turbas agresivas?
Este panorama revela no solo una crisis en la educación pública, sino también una sociedad inclinada notoriamente hacia el fascismo y la corrupción. Lo ocurrido en esos municipios y en el Instituto Nacional es un buen ejemplo de lo último
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